La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, transformando la manera en que interactuamos, accedemos a la información y ejercemos nuestros derechos. Sin embargo, no todas las personas pueden adaptarse con la misma facilidad. En particular, los mayores suelen tener barreras que dificultan su inclusión en el entorno digital, desde la falta de accesibilidad hasta la escasa formación en nuevas tecnologías.
Para reflexionar sobre estos desafíos y explorar cómo la inteligencia artificial puede mejorar la calidad de vida de las personas mayores, el próximo 18 de febrero se celebrará la jornada de ‘Derechos digitales de las personas mayores’.
Este evento cuenta con la participación de Emancipatic, ONG dedicada a la inclusión digital de colectivos vulnerables. Como entidad que trabaja para cerrar la brecha digital y mejorar la calidad de vida de las personas mayores a través de la tecnología, estamos comprometidos en ayudar a que nadie quede atrás en la era tecnológica, entre otras cosas, a través de jornadas e iniciativas como esta.
En este contexto, y a modo de avance de la jornada, conversamos con Íñigo A. Navarro, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Comillas y experto en derecho digital.
Navarro analiza el impacto de la IA en la vida cotidiana de los mayores, sus beneficios en autonomía, salud y bienestar, así como los retos, oportunidades y riesgos que pueden derivarse de su uso. El jurista da a conocer más sobre la importancia de garantizar los derechos digitales de las personas mayores y el papel que la inteligencia artificial puede desempeñar en ese camino.
-La IA entraña grandes oportunidades, pero también riesgos evidentes en todos sus campos de aplicación. ¿Cuáles son las potencialidades y peligros de la IA y cómo afectan de manera particular al colectivo de las personas mayores?
La IA ofrece una amplia gama de oportunidades para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, facilitando su autonomía y seguridad. Gracias a la IA, es posible monitorear su estado de salud en tiempo real, optimizar la atención médica y proporcionar herramientas que les permitan vivir con mayor independencia. Un claro ejemplo es el uso de asistentes virtuales que recuerdan la toma de medicamentos o dispositivos inteligentes que detectan caídas y alertan a los servicios de emergencia.
Sin embargo, también existen riesgos importantes, como la exclusión digital de quienes no están familiarizados con estas tecnologías, la falta de privacidad en la gestión de datos personales y la posible deshumanización del cuidado si la tecnología se convierte en un sustituto del contacto humano en lugar de un complemento.
-¿Cuáles son las principales aplicaciones o usos de IA en el ámbito de la autonomía personal y la inclusión de las personas mayores? ¿En qué líneas de innovación merece la pena trabajar?
La IA ya está presente en distintos aspectos de la vida cotidiana de las personas mayores. Un ejemplo de ello es la teleasistencia avanzada, que permite a los usuarios recibir atención inmediata en caso de emergencia mediante sensores domésticos y sistemas de monitoreo remoto. También destaca la robótica social, que interactúa con los mayores para proporcionar compañía y asistencia en tareas diarias.
Además, los hogares inteligentes incorporan sistemas que permiten controlar luces, temperatura y electrodomésticos a través de comandos de voz, facilitando la autonomía. Otro avance prometedor es la tecnología utilizada en terapias cognitivas para estimular la memoria y en programas de rehabilitación para mejorar la movilidad.
Para seguir avanzando, es crucial desarrollar tecnologías accesibles y adaptadas a las necesidades específicas de los mayores, con diseños intuitivos y programas de formación que les permitan utilizar estos recursos con facilidad.
-¿Qué beneficios y mejoras en la calidad de la vida pueden conseguir las personas mayores gracias a la inteligencia artificial?
El impacto positivo de la IA en la vida de los mayores es evidente en varios aspectos. La posibilidad de vivir de manera independiente durante más tiempo es una de las ventajas más destacadas, ya que dispositivos como los relojes inteligentes con GPS y sensores de caídas brindan seguridad y tranquilidad a los usuarios y sus familias.
Además, la IA contribuye a la mejora de la salud al facilitar el diagnóstico temprano de enfermedades mediante el análisis de datos biomédicos. También ayuda a reducir la soledad mediante asistentes virtuales que permiten la comunicación constante con familiares y cuidadores. La telemedicina, por su parte, evita desplazamientos innecesarios y permite un seguimiento médico continuo desde el hogar.
-¿Qué se necesita para desarrollar e implementar soluciones de IA verdaderamente adaptadas y accesibles para las personas mayores?
Para lograr una integración efectiva de la IA en la vida de las personas mayores, es fundamental diseñar tecnologías con interfaces sencillas y accesibles, que no requieran habilidades digitales avanzadas. La capacitación en el uso de estas herramientas es igualmente crucial, por lo que deben impulsarse programas de alfabetización digital.
Además, se debe garantizar la protección de datos personales, asegurando que los usuarios tengan control sobre la información que comparten. Finalmente, es imprescindible involucrar a las personas mayores en el diseño de estas soluciones, de manera que respondan realmente a sus necesidades y preferencias.
-¿Qué relevancia tienen las leyes, normativas y regulaciones en esta materia?
Las regulaciones desempeñan un papel clave para garantizar que la IA se utilice de manera ética y equitativa. Normativas como el Reglamento General de Protección de Datos en Europa han sentado las bases para la protección de la privacidad, pero aún es necesario avanzar en la eliminación de sesgos algorítmicos que puedan discriminar a ciertos sectores de la población.
Asimismo, se requieren estándares que promuevan la accesibilidad universal, asegurando que los beneficios de la IA estén al alcance de todos los mayores.
-¿Tienen las administraciones la capacidad de impulsar una transformación real en la accesibilidad y la usabilidad de la IA? ¿Y las empresas?
Las administraciones públicas tienen un papel fundamental en la regulación y promoción de soluciones tecnológicas accesibles. A través de legislación adecuada y programas de inclusión digital, pueden garantizar que la IA se desarrolle de manera equitativa.
Por otro lado, las empresas deben asumir su responsabilidad social y diseñar tecnologías centradas en la diversidad de usuarios, colaborando con expertos en gerontología y accesibilidad para adaptar sus productos a las necesidades específicas de los mayores.
-¿Qué retos y soluciones plantea la introducción de la IA en campos como el acceso a servicios médicos, la burocracia o los cuidados?
La introducción de la IA en estos ámbitos plantea desafíos como la desigualdad en el acceso a la tecnología, la protección de datos y la digitalización de los servicios sin generar exclusión. Muchas personas mayores enfrentan dificultades para utilizar plataformas digitales, lo que puede dificultar su acceso a servicios esenciales.
Para abordar estos retos, es necesario diseñar tecnologías más intuitivas, establecer políticas que garanticen la privacidad de los usuarios y promover programas de alfabetización digital que faciliten su adopción. La IA debe ser una herramienta que potencie la autonomía de los mayores, no una barrera que aumente su dependencia o exclusión.