El XII Congreso Nacional de Organizaciones de Mayores arranca mañana 24 de abril con la primera jornada, en la que, entre otras charlas y conferencias, se podrá asistir a la mesa de diálogo sobre humanismo digital En ella se abordarán los desafíos éticos y sociales del uso de la tecnología en una sociedad que envejece, y lo hará contando con voces expertas de diferentes ámbitos.
Una de ellas es la de Roberto López Pensado, ingeniero técnico de telecomunicaciones, especialista en ciberseguridad y formador en el ámbito IT, OT y telecomunicaciones, que lleva años trabajando con personas mayores en procesos de alfabetización tecnológica.
Con un enfoque realista pero optimista, el experto defiende la capacidad de adaptación del talento sénior a los entornos digitales siempre que exista una formación adecuada, accesible y humana.
En esta entrevista, comparte su visión sobre el papel clave de la ciberseguridad en la inclusión digital, los perfiles diversos dentro del colectivo mayor de 50 años y la necesidad de equilibrar lo analógico y lo humano frente al avance imparable de la digitalización.
Su mensaje es claro: formar a las personas mayores en competencias tecnológicas no es solo una cuestión de actualización profesional, sino de justicia social y de dignidad.
-Desde el punto de vista de la formación, ¿Qué perfiles podemos categorizar dentro de los mayores de 50 años?
Deberíamos distinguir dos conceptos. Por un lado, está la formación laboral en tecnología. Aquí el objetivo es aumentar los conocimientos tecnológicos para estar al día como trabajador en herramientas tecnológicas tan útiles y necesarias a nivel de empresa como Windows, Word, Excel, email, Whastapp, internet y programas de software.
Por otro lado, tenemos la educación digital, que consiste en aprender tecnologías digitales (informática, ordenadores, uso de dispositivos móviles, internet y apps) para adaptarse a la futura sociedad digital.
Además, desde el punto de vista de los grupos de población, debemos diferenciar entre los trabajadores, personas que están en edad de trabajo, entre 50 y 64 años, que necesitan formación en tecnología; los recién jubilados, personas de entre 65 y 79 años a los que se recomienda educación en herramientas digitales para trámites administrativos y para disfrutar de las tecnologías; y los sénior, que son las personas mayores de 80 años, un grupo en el que la privacidad debe de ser la prioridad.
Los primeros deberían recibir formación mediante cursos y talleres especializados por parte de las empresas, del estado y de asociaciones. Los segundos podrían recibir cursos y apuntarse a talleres sobre el tema y la tecnología que necesiten o que deseen aprender. Los terceros deberían tener la opción de elegir sólo lo que les gusta.
-Desde tu perspectiva como ingeniero y formador, ¿qué papel juega la ciberseguridad en la inclusión digital de las personas mayores?
Creo que debemos proteger la privacidad, los datos sanitarios, la información bancaria y la imagen digital de las personas mayores.
-Uno de los temas centrales del congreso es la importancia de que las personas mayores sigan activas en el ámbito laboral. ¿Qué oportunidades ofrece el sector tecnológico para quienes no se educaron en una sociedad digital?
A nivel laboral, una persona de 50 o 60 años tiene la experiencia, la inteligencia y la profesionalidad para poder adaptarse al sector tecnológico si lo desea. Casi cualquier trabajo en cualquier sector requiere conocimientos básicos de informática, Word, Excel, email) y habilidades comunicativas (reportes, informes).
Los trabajos del futuro consistirán en controlar, gestionar, reparar, configurar y supervisar sistemas tecnológicos, sistemas automáticos y sistemas informáticos. Se requiere, por tanto, formación laboral adecuada a las necesidades del mercado de trabajo.
-Abogas por formar a las personas mayores de 50 años para que puedan adaptarse a entornos tecnológicos sin perder sus capacidades analógicas ni humanas. ¿Cómo se puede lograr este equilibrio entre lo digital y lo humano?
Los estados y entidades públicas, así como las empresas privadas, deben entender que las máquinas son mejores en tareas repetitivas pero los humanos son mejores en tareas creativas, heterogéneas, complicadas, imprevistas y adaptativas. Las herramientas digitales deberían tener como objetivo ayudar a los humanos a realizar mejor su trabajo.
-¿Qué estrategias formativas consideras más efectivas para que las personas de más de 50 años no solo aprendan a usar la tecnología, sino que la integren de manera natural en su día a día y en su entorno laboral?
Los cursos y certificados de profesionalidad del SEPE son la solución para personas que deseen reciclarse y ponerse al día a nivel tecnológico. Los grados y títulos oficiales de FP son otra herramienta definitiva para formarse.
Conozco un profesor de pádel de 53 años que ha conseguido trabajo como técnico de instalación de placas solares gracias a un curso del INEM y una peluquera de 51 años que se ha convertido en una profesional del software gracias a estudiar un grado superior intensivo de 2 años. Querer es poder.
-Algunas compañías tienen prejuicios sobre la capacidad de adaptación de los mayores al entorno tecnológico. ¿Qué les dirías a los responsables de RRHH y formación que dudan en apostar por el talento sénior en el sector IT?
Deberían fijarse en la alta experiencia, la capacidad, la actitud, la honradez, y en las habilidades mentales y sociales que se adquieren con los años. Mayor lealtad, mayor flexibilidad, adaptabilidad y habilidades de trabajo en equipo son algunos de los puntos fuertes de estos trabajadores.
-El humanismo digital defiende que la tecnología debe estar al servicio de las personas. ¿Cómo podemos garantizar que la digitalización no deshumanice las relaciones laborales y sociales, sino que las potencie?
En mi opinión se requiere regular la legislación a nivel nacional y a nivel Europeo lo antes posible para poner límites a la digitalización y a las nuevas tecnologías y proteger a las personas.
-En tu experiencia como formador, ¿cuáles son los principales obstáculos que encuentran las personas mayores al enfrentarse a la digitalización? ¿Cómo se pueden superar?
El principal obstáculo es la falta de base y de experiencia. La solución es la educación y los talleres prácticos adaptados según la edad, su conocimiento previo y sus necesidades digitales.
-Existe una gran preocupación por el fraude digital, especialmente entre la población mayor. ¿Cómo podemos fomentar la confianza en la tecnología sin descuidar o subestimar los riesgos que existen en el ámbito digital?
De nuevo, la clave está en la formación y en la concienciación de la población sobre la ciberseguridad y la privacidad de tu información. Existen herramientas software como los antivirus, la VPN y navegadores de internet que protegen al usuario de los peligros de internet.
Si conoces las posibles consecuencias, eres más cauto. Si incluyes soluciones de seguridad en tu dispositivo tecnológico (ordenador, tablet, smartphone), entonces minimizas los riesgos.