Los tiempos cambian, y también en medicina. La pandemia por COVID-19 ha hecho que toda la sanidad pública y privada haya tenido que reconvertirse a marchas forzadas. Desde entonces, los médicos hacen consultas por teléfono y también por videollamada.
Es normal que de inicio nos de cierta inseguridad o genere escepticismo de que una consulta médica por videollamada sea tan efectiva como una presencial. ¿Podrá el médico reconocer todos los síntomas? ¿Habrá algún problema de conexión? Son dudas normales. Sin embargo, la telemedicina también trae muchas ventajas.
Si tenemos que acudir a un médico que nos ofrece una videollamada para realizar una consulta no debemos tener miedo. Ya sea la sanidad pública o un proveedor de salud privado nos indicarán correctamente cómo funcionan sus herramientas de videollamadapara que sea efectiva. Y, además, podemos ahorrar tiempo en desplazamiento y tiempo para que un mismo médico o médica pueda atender más consultas.
Tenemos que saber que si hay consultas en las que deberemos acudir de forma presencial, y nuestro médico nos lo comunicará.
Pero vayamos a lo importante. ¿Por qué las consultas por videollamada tiene mucho de positivo? Os dejamos varias razones.
1. Las videollamadas en medicina ahorran tiempo
Tradicionalmente, para que los proveedores de servicios sanitarios hagan su trabajo, o para que los pacientes reciban servicios sanitarios, una de las partes ha tenido que desplazarse al lugar de la otra. En el caso del paciente, esto significaba desplazarse desde su casa o su trabajo hasta el centro del médico. En el caso del médico, esto significaba salir de una oficina o instalación para ir a la ubicación del paciente.
Como podemos imaginar, estos imperativos creaban una gran pérdida de tiempo y tenían implicaciones negativas en los costes asociados al viaje. Los pacientes que se desplazaban a un proveedor de servicios sanitarios podían faltar al trabajo, además del coste de desplazarse a una consulta física. A menudo hay costes de aparcamiento asociados a estos viajes, por no hablar de la gasolina, el tren o el autobús.
La crisis de la COVID-19 se sumó a esto, ya que salir en público, o entrar en la casa de un paciente enfermo, conlleva su propia serie de riesgos.
Ahora imaginemos que somos un paciente que se recupera de una dolorosa enfermedad, o que tiene algún tipo de discapacidad. El estrés y el dolor añadidos de llegar a una consulta médica no son convenientes ni bienvenidos para muchos pacientes. Los médicos se quejan a menudo de las tasas de inasistencia a sus consultas. Pero, ¿es de extrañar que, cuando el paciente está enfermo, sea menos probable que se presente para un tipo de atención rutinaria? Lo normal, y lo más práctico, muchas veces, es no desplazarse, algo que ahora nos permite la tecnología.
Esto es especialmente cierto en el caso de las revisiones rutinarias para el cuidado de las heridas que se producen después de una intervención quirúrgica. Los pacientes se frustran al tener que viajar para ver a un médico, esperar media hora en la sala de espera, y luego ver a su médico para una visita de cinco minutos que les dice que están «curando bien». Tiene que haber una forma más eficiente de hacerlo, sobre todo si se tiene en cuenta que todos estos escenarios acaban elevando el coste de los servicios médicos. Y las consultas por videollamada lo favorecen.
2. La telemedicina y las videollamadas pueden ofrecer una comunicación más eficaz y fiable
En un sector en el que la comunicación eficaz no sólo es necesaria, sino también crítica, es de suma importancia que pacientes y médicos se comunique de forma rápida, eficaz y fiable.
Con las soluciones de videoconferencia para telemedicina actuales, los proveedores clínicos y administrativos están en condiciones de interactuar con los pacientes de forma segura y mucho más eficaz y fiable.
Hoy en día, las videollamadas de telemedicina no sólo permiten ver las señales visuales inherentes a los pacientes cuando hablan (si tosemos, o mostramos algún síntoma), sino que también se puede interactuar en persona con los pacientes dondequiera que estén. El paciente puede sostener su dispositivo digital para mostrarle cómo se está curando su herida o caminar por su salón para que el médico pueda ver su forma de andar.
3. La videollamada médica rompe las barreras geográficas con los pacientes
Las modernas soluciones de videollamada basadas en navegadores o aplicaciones (como Zoom, Skype o Google Meet) son fáciles de usar y fácilmente accesibles en una amplia variedad de dispositivos desde cualquier lugar, siempre que se disponga de una conexión a Internet calidad.
Con la telemedicina, los médicos pueden interactuar con sus pacientes en persona y en tiempo real a través de una videollamada, sin importar dónde se encuentren en el mundo. Siempre que el paciente y el médico tengan acceso a una conexión fiable a Internet, podrá ofrecer consultas y realizar diagnósticos tanto si los pacientes están en la ciudad de al lado como en otro continente.
Esto es una gran ventaja para los pacientes de las zonas rurales, donde las instalaciones médicas suelen ser escasas y distantes. Mediante el uso de soluciones de videollamada, los pacientes pueden recibir servicios médicos de alta calidad cuando los necesiten, estén donde estén.
4. Más pacientes atendidos
Dado que los pacientes tienen que desplazarse, y que se puede diagnosticar a los pacientes directamente desde las instalaciones sanitarias, independientemente de su ubicación, se puede atender a más pacientes con mayor facilidad y rapidez.
Esto reduce considerablemente las ausencias y cancelaciones de los pacientes, lo que ahorra la pérdida de tiempo.
El resultado de utilizar la videoconferencia en telemedicina es un aumento de la productividad y la eficiencia. Más pacientes atendidos, sin moverse de casa, y bien atendidos siempre que las consultas presenciales sigan estando ahí siempre que sigan siendo necesarias.